miércoles, 6 de diciembre de 2006

tango

Pararnos frente a frente.
Mirarnos a los ojos hasta que la mirada se pierde en el abrazo.
Tomarnos la mano y acercarnos. Y olernos. Respirarnos.
Rozarnos, sien con mejilla y... suspendidos en las notas que invitan a empezar, bailar.
Bailar y deslizarse, o dejarse deslizar. Pero suspendidos en el abrazo y en la música. Respirándonos. Bailar.
Con la libertad de ese momento único,
de ese juego de dos que no son dos fuera de ese abrazo y de ese baile.
Jugando en ese instante a la eternidad del encuentro.
Bailar un tango. Bailar. Con otro.
Placer fugaz.

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