los zapatos con los que bailo tango. el luto en la ropa de la abuela. el fondo del pozo de agua. la redondez de las uvas. la noche en la montaña sin luna. la capa del conde vampiro. el carbón antes de ser brasa. aquel con el que bailé de placer. ese color que adelgaza. el delineador contorneando sus ojos. el lunar en el medio del pómulo. y los ojos cerradísimos de cuando era chica y tenía miedo.
y la soledad sin edad en medio de una tormenta.
y correr para encontrarte hasta llegar al borde del abismo de siempre.
y que otra vez no se pueda. y que otra vez no se pueda.
y que otra vez no se pueda.
7 comentarios:
el espacio del diente ausente, el remolino de pelo, el borde de las uñas y el café antes de la leche.
y las rodillas después del recreo.
menos poéticas, más culinarias:
la cerveza cuando no es delgada,
la pimienta que pigmenta,
el azúcar en el papel de las facturas.
Qué bueno que la luna de mayo habló
a través de su pitonisa!
y el centro de la torta de "braunis" que cae tan pesada!
También el fondo de su garganta, y el cosquilleo de sus pies aún con medias, y el estar en el nosaber a tientas, sabiendo, y el armazón de lo anteojos que uno no usa, y la tinta que uno usa todos los días... lo oscuro puede ser misterio, no siempre vacío.
y el misterio tiene la particularidad de no ser sólo del color de este post, sino de albergar la posibilidad de otros colores
El misterio se presenta como una oscuridad, al perder el miedo se empieza a distinguir un vago color, pero es negro en principio. Salvo cuando baja la niebla que todo es gris
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