lunes, 11 de diciembre de 2006

nudo

Es un nudo.
Empieza unos centímetros debajo de la garganta, casi en el centro del pecho, y desde ahí irradia una especie de masa densa y pesada hacia el resto del cuerpo.
No es imagen, ni metáfora.
Es un nudo que me retuerce todo, una contracción intensa que lo toma todo.
Lo inunda.
Me contrae la espalda, tensiona las manos y paraliza los pies.
Y me falta el aire.
Eso. Sobre todo, me falta el aire.
Tengo que detenerme a respirar profundo, una y otra vez.
Como si respirar fuera, entonces, un acto voluntario.
Me detengo a tomar aire para no ahogarme, en ese nudo.

Finalmente, rebalsan las lágrimas.
Y lloro.

Lloro a gritos. Acurrucada alrededor de ese nudo. Abrazada a mi espalda contraída.
Tomo borbotones de aire, mientras lloro. Y pierdo el registro de mi cuerpo.
Sólo lloro.
Y son chorros de lágrimas que me mojan la cara, las manos, el cuello.
Y digo algunas palabras sueltas. Grito algún nombre. Pido un abrazo. Hablo.
Sola.
Ahogada ahora en las lágrimas. Ya no en el nudo.

Y así, llorando y diciendo, empiezo a tranquilizarme, de a poco.
Retomo lentamente el ritmo de mi respiración. Y también, de a poco, recupero la presencia de mi cuerpo.
Vuelvo a tener brazos, espalda, cuello, pies.

No hay comentarios.: